Vino y marisco: el maridaje perfecto

Uno de nuestros tópicos más famosos dice que «pescados y mariscos se acompañan con vino blanco, carnes con el tinto». Y es que para hacer un buen maridaje con el marisco es necesario escoger un vino que no le quite protagonismo, para lo cual se hace indispensable conocer el plato.

Toda una gama de vinos para cada plato

Dos de los requisitos esenciales para los vinos que han de acompañar mariscos son su frescura y un grado considerable de acidez. Dos cualidades que reúne el Suavignon Blanc, un vino blanco refrescante cuyos sabores oscilan de lo herbáceo y agresivo a lo dulce y tropical. Es la opción más recomendable para acompañar tus ostiones y mejillones.

En lo que respecta a las almejas, el esloveno Verus Furmint se alza como la mejor elección por su acidez y por su exquisito aroma a peras, cal y humo. También puedes optar por el Muscadet del Valle del Loire, algo más bajo en acidez, o el Chablis, un vino blanco de elaboración y sabor más tradicional.

El Vermentino es un acompañamiento delicioso para la langosta. Elaborado en bodegas como Domaine d’Alzipratu, este vino presenta un aroma que combina lo floral con lo frutal.

Cuando el plato es picante, el mejor aliado puede ser un vino dulzón como el Gewürztraminer, fabricado en las bodegas de la región de Alsacia.

Y, ante la duda, lo mejor es optar por un Grüner Veltliner, caracterizado por sus notas de lima, pera o pomelo, pues sirve para acompañar todo tipo de platos.

No es necesario renunciar a los espumosos y a los tintos

Los vinos espumosos como el champagne armonizan a la perfección con mariscos, pues ayudan a potenciar el sabor y la intensidad aromática. Especialmente recomendables son el Brut Nature o un buen Reserva.

Pese al dicho anteriormente mencionado, lo cierto es que un tinto con poco cuerpo o un rosado pueden complementar pescados y mariscos sin problema siempre y cuando sean bajos en taninos y se acompañen con platos grasos. Los más indicados siempre serán Merlot, Pinoit Noir y Beaujolais.